Con esto nos sale ahora nuestro amigo Suso. Lo de este personaje no tiene nombre. Corrijo, lo tiene, pero los epítetos que me vienen a la cabeza para describirlo no merece la pena reproducirlos aquí. Claro que tampoco entiendo a los que lo mantienen en el cargo pese al consenso general en cuanto al nivel de incompetencia manifiesta de este tipo.
Con el equipo más cerca de volver al infierno de segunda que otra cosa, se ve en la final de la Copa y no se le ocurre otra cosa que sacar pecho. Lo aceptaría si fuésemos el Alcorcón, el Huelva o el Almería. Pero no lo somos. Se suponía que a estas alturas estaríamos luchando por los Champions, que seguiríamos todavía disfrutando de la máxima competición europea e incluso soñando con dar un susto al Madrid y al Barça en liga. La realidad, como todos sabéis, es radicalmente diferente. Fuera de la Champions. A más de 30 puntos del líder en el campeonato nacional. Más de 30 puntos, hay que leerlo dos veces para asimilar la magnitud de semejante distancia cuando sólo llevamos la mitad del torneo.
Y por lo que parece, pese a todo, la plantila es la mejor del mundo mundial. ¿Qué está fallando entonces?