Vaya dos partidazos seguidos llevamos en el Calderón: frente al Español, pura raza, ayer, con el Valencia, fútbol. Dos triunfos por la mínima que han sabido a gloria, nos mantienen en la lucha por la Champions (ojo, soy de los que no me fío ni un pelo todavía... son muchos años en esta grada) y, sobre todo, que nos han devuelto (al menos parte) la fe en este equipo.
Algo ha pasado. Y no sé qué ha podido ser. Los mismos que hace unas semanas se arrastraban por el campo, que en Santander hacían el mayor ridículo de los que con este club nos sonroja de vez en cuando; esos mismos, de repente, no sólo corren como mediofondistas keniatas, sino que además resulta que saben jugar a esto del fútbol. Sombras como Ufalusi o Asunçao se transforman en referentes del equipo. Hay desmarques, carreras, apoyos. Vamos, que de la noche a la mañana hemos pasado de ser una banda a parecer un equipo de fútbol.
Preguntas y más preguntas...
- ¿Durará hasta que finalice la temporada ó remamos para ahogarnos en la orilla y que el fracaso sea aún más doloroso?
- ¿Tendrá algo que ver la patada a Seitaridis y Maniche? ¿Alguno se ha visto como el próximo y ha empezado a espabilar?
- ¿Es Abel el responsable de esta transformación? A ver si va a terminar siendo un entrenador de verdad...
- ¿Es Forlán, como muchos dicen, el artífice real de este cambio, no sólo por su juego y sus goles sino por sus broncas en el vestuario a los que con su desgana arrastraban al equipo a la ruina?
Las respuestas, al menos algunas, a lo largo de las próximas dos semanas. De momento disfrutemos de esa cuarta plaza.
PD; No puedo evitarlo, las cuentas de la lechera están claras: empatito en Villareal, ganamos en Bilbao y listo.
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